Como un doliente que, agobiado por numerosos males y enfermedades, aflijido por pústulas de gusanos y sufrimiento, teme al médico y oculta sus heridas, atrayendo sobre sí mismo más pena y dolor, así es aquél que ha pecado y soporta sobre su propia conciencia la picadura y herida espiritual que no quiere manifestar al alba. (Sobre la Confesión.) Abba Isaías

El gustillo del pecado siempre, siempre, siempre, termina en disgustazo. (Frase Esop-iana por excelencia.)

Mientras la olla está fría, todo el mundo puede tocarla y romperla; en cambio, cuando está bien caliente sobre el fuego, nadie, ni el animal más feroz, se anima a tocarla. Así pues, mientras tú ardas en amor a Dios, nada ni nadie podrá hacerte daño. Abba Pastor

-Hay un muchacho muy guapo, bueno y rico que me quiere, pero yo lo odio; y hay otro muchacho que es un canalla y me odia, pero yo lo quiero.
Macario se sorprendió mucho por tales palabras.
Los monjes le preguntaron:
-¿Por qué te sorprendiste tanto, Abba?
Macario les explicó:
-Es que los cristianos cometemos igual barbaridad: Dios es hermoso, bueno y rico, y nosotros no queremos a Dios; el demonio es nuestro miserable enemigo, y, sin embargo, sí queremos al demonio.

Temo más a los que dicen diablo aquí y diablo allá que al diablo mismo. Santa Teresa de Jesús

Fíjense en los ciervos, cómo algunos expertos en estas materias han escrito; cuando atraviesan un brazo de mal hasta una isla en busca de pastos, se organizan de tal modo, que portan, los unos sobre los otros, las cargas de sus cabezas sobre las ornamentas; de tal manera que el que va detrás coloca su cabeza sobre el anterior, manteniendo el cuello levantado.
Y, como el primero de todos no tiene, delante de él, en quien apoyar la cabeza, dicen que hacen lo siguiente por turno: que cuando el que va primero se ha cansado de la carga de su cabeza, se coloca detrás del último, y le sucede aquél cuya cabeza sostenía cuándo iba él primero. (Inmejorable explicación de Mateo 9,13: Misericordia quiero. No sacrificio.) San Agustín

Imita al niño. Camina hacia adelante y, con una mano, recoge cuanto necesites de bueno de entre las cosas del mundo, pero la otra tiéndela hacia tu Padre del cielo. pregúntale, a menudo, si él aprueba o no lo que estás haciendo con tu vida.
Sobre todo ten cuidado de no apartarte de tu Padre para dejar libres tus dos manos y recoger más de los bienes de este mundo. San Francisco de Sales

Bien sabe el Señor que sólo puedo presumir de su misericordia. Santa Teresa de Jesús

Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere. San Felipe Neri

Señor, cuando tenga hambre, mándame a alguien más hambriento que yo.
Cuando tenga sed, mándame a alguien que necesite beber.
Cuando tenga frío, mándame a alguien que esté entumecido por el frío.
Cuando algo me disguste, mándame a alguien a quien consolar.
Cuando la cruz se me haga pesada, mándame a alguien a quien socorrer.
Cuando me sienta abandonado, mándame a alguien a quien amar.
Santa Teresa de Calcuta

Dios vende muy barata la santidad a los que ansían comprarla: concretamente, por un pedazo de pan, unos vestidos, un vaso de agua o una moneda. Abba Isaías

La santidad engendra una amistad del alma. (Basado en Beato Isaac de Stella.)

La Divina Providencia es el ejercicio de la paternidad responsable de Dios con sus hijos... (Basado en San Luis Scrosoppi.)

La buena salud de un cristiano lo debe llevar no sólo a realizar el bien, sino también a soportar el mal. San Agustín

Las homolías no han de ser tan cortas que no den devoción, ni tan largas que la quiten. (Basado en San Juan el Limosnero.)

Hernán Nieto

No importa de dónde vengas,
lo que importa es dónde vas
y negociar lo que tengas
por lo que siempre tendrás.
No importa que hayas caído...
Lo que importa es no caer,
que si Dios no se ha perdido
todo se puede perder.
José María Egas

La vida tiene sentido, si se dedica a salvar el alma, el único negocio verdaderamente importante, que de ninguna manera hay que perder. San Camilo

Es mejor andar por el camino, aunque sea cojeando, que caminar rápidamente fuera del camino. Porque el que va cojeando por el camino, aunque adelante poco, se va acercando al término; pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando del término. Tomás de Aquino

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